martes, 10 de abril de 2012

El ORIENTADOR


Desde el punto de vista etimológico, la palabra orientador, ya nos posibilita una percepción determinada, y nos obliga a realizar una distinción.
Orientador viene de oriente. Oriente es el lugar donde el sol brilla al amanecer.
El amanecer es un principio.
Oriente viene de OR. Or es luz.
El sol es el astro rey...
Hoy en los albores del siglo XXI, todos sabemos que no es el sol el que sale por la mañana, sino la tierra, y todos los planetas que integran el sistema solar, los que giran alrededor del sol, y el día y la noche son el resultado del movimiento de rotación de cada planeta, sobre un eje imaginario.
Pero hay una convención por la cual todos aceptamos el sol sale por oriente, y se pone por el occidente.
Entonces, el origen de la palabra oriente está aquí.
Según la Real Academia Española, oriente significa:
- Nacimiento de una cosa
- Punto cardinal del horizonte donde aparece el sol.
Y orientar es:
- Informar a alguien sobre algo.
- Dirigir una persona, cosa o acción hacia un fin determinado.
- Colocar una cosa en posición determinada respecto a los puntos cardinales
Un orientador u orientadora es una persona que sabe lo que duele vivir, pero que no tiene miedo a vivir…
Un orientador u orientadora es un ser que quiere a otro ser sin restricciones
Un orientador u orientadora es un alma que se conecta con otra alma
Un orientador u orientadora es un adulto con alma de niño
Un orientador u orientadora es quien nunca niega una sonrisa
Un orientador u orientadora es… un ser humano que busca hacerse más humano entre los humanos...

Anónimo.

lunes, 9 de abril de 2012

Retrato de un ORIENTADOR


Gerard Egan “El Orientador Experto”
Adaptación del texto: Sistema de Tutoría UCV.

“Cuando un hombre sabe adónde va, el mundo entero se aparta para darle paso”. Evocaremos los comentarios de nuestro amigo Gerard Egan cuando menciona se pregunta ¿Cómo debe de ser un orientador? y se refiere a una serie de autores que nos hacen trasladarnos automáticamente a una exploración interna, sino veamos, para el autor: el mismo estará esforzándose para llegar a ser como dice Ivey (1971) una “persona intencional” o como dice Carkhuff (1969ª,b) una “persona viviendo efectivamente” o como dice Maslow (1968) una “persona actualizada, es más, como dice Jourard (1971 b) una “persona transparente” Coincidentemente con el autor, y todos quienes le antecedieron, todo orientador debe estar comprometido primero consigo mismo, y es que ahí existe una realidad inexorable que podemos resumir en la siguiente frase: "Las cosas las vamos a entender mejor a partir de nuestra propia experiencia". Esto nos lleva a un constante análisis de nuestra vida, pues es el orientador quien con su comportamiento ejerce un función de modelo para sus orientados, puede ser un elemento valioso de referencia sólo si es consciente de sus potencialidades y carencias las mismas que deben llevarlo a una acción real y tangible a favor de los demás.
Hay una serie de características que podríamos atribuirle a un/a orientador/a, por ejemplo; realiza un adecuado discernimiento de aquello que es adecuado o no y puede resultarle satisfactorio para sí rechazando aquello que obstaculiza su desarrollo personal, su nivel de conciencia está muy desarrollado, observa su vida y sus experiencias como una posibilidad de aprendizaje, investiga, lee pero todo ello lo utiliza, además de un complemento teórico en un entendimiento dela dinámica humana.
Hay un elemento que debe estar también muy desarrollado que es, en términos de Gerard Egen el sentido común. Ha desarrollado sus destrezas que le posibilitan actuar frente a una gama de necesidades humanas.
Pareciera que la labor de orientación a simple vista puede resultar totalmente fácil, nuestra propia experiencia puede habernos enseñado que cada vez que una persona atraviesa por una dificultad basta con escucharla, un par de consejos y listo, tenemos a la persona andando, ahora bien si no hace lo que le habíamos dicho ya podríamos anteponer expresiones como: “Ya es su problema”, “mira que le estamos brindando ayuda pero no se deja”, “es propio de su edad, ya madurará”. En realidad tampoco es tan difícil, parafraseando al profesor Quimo en la película “con ganas de triunfar” para lograr algo se necesitan “ganas” lo cual se ve reflejado en una preparación permanente. En la primera parte de este párrafo podemos ver una característica usual en estos “orientadores”, ven los problemas del otro sólo desde su propia perspectiva y no desde la perspectiva (y por ende desde las vivencias, expectativas, valores, etc.) de la persona que atraviesa por esa dificultad lo cual puede llegar a convertirse en un elemento altamente alienante para dicha persona. Por tanto la labor de orientación debe estar enmarcada dentro de un ámbito de respeto por las experiencias de nuestr@s alumn@s. Esto nos ayudará a entenderl@s.
Entender no significa avalar, es ponerse en contacto con las experiencias de las personas para establecer un marco de referencia y encontrar las causas que le llevan a la persona a actuar de una determinada manera.
Un buen orientador sabe leer e interpretar adecuadamente el lenguaje corporal, sabe escuchar atentamente al otro, sabe que la labor de orientación es altamente efectiva si es que ambos, orientador y orientando están dispuestos a colaborar, lograr este compromiso es una de nuestras labores como orientador. Se muestra abierto con sus orientandos, expresa lo que siente y piensa siempre que sea en beneficioso de ellos mismos. Un buen orientador es concreto en sus expresiones y trata de no divagar o realizar expresiones vagas y muy genéricas. Se basa en situaciones reales y trata de no crear un mundo de fantasías en las personas.
Un buen orientador sabe cuando actuar, y en este sentido todas las personas tenemos nuestro momento. En la película “la sociedad de los poetas muertos” Todd uno de los alumnos de la escuela a la que asisten sale compungido y veloz de entre el grupo de amigos luego de enterarse de la muerte de su compañero de cuarto, en un intento por “ayudarlo” algunos de ellos tratan de salir detrás de él pero uno de sus compañeros, los detienen bajo el sustento de que necesita estar solo.
Un buen amigo sabe estar en el momento indicado, pero también sabe cuando dar un paso al costado y dejarte experimentar tu propio momento solo.
Saber cuándo es el momento no se encuentra en ningún libro, es algo que se adquiere con la experiencia y con el continuo ponerse en contacto consigo mismo y con los demás.
Otra características de todo orientador es el ser integrador, ello implica a medida que la persona le va proporcionando datos el orientador le ayuda a entender cómo todos ellos se convierten en una pieza del rompecabezas, la idea es que la misma persona esté apta para poner dichas piezas en su lugar. Para lograrlo el orientador puede utilizar sus propias vivencias, además de problematizar constantemente sobre los planteamientos que las personas realizan. De esta manera, las preguntas problematizantes y recontextualizantes se convierten en algunas de las principales herramientas de trabajo.
Dentro del ámbito de la orientación se tiene entendido que son las personas las que deben encontrar las respuestas a sus preguntas, las soluciones a sus problemas. Esto es cierto pero debemos evitar que esta frase se convierta en un fundamento a mi pasividad. Comprender a una persona no basta en la labor de orientación hay que ayudar a la persona a que actúe según su propio entendimiento y se dirija a la búsqueda real de soluciones.
El buen orientador se siente a gusto con la gente y esto implica que puede entrar a compartir vivencias, no se intimida por las problemáticas de la vida de las personas, no es una persona necesitada que busca sentirse bien cuando encuentra a personas que atraviesan por problemas similares a los suyos. Puede manejar crisis y movilizar sus energías y las de otros con objeto de actuar enérgica y decididamente. Se da cuenta de que es un privilegio que se le permita entrar en la vida de otras personas y respeta dicho privilegio. Es una persona que se encuentra en una constante exploración de su propia vida, explora su conducta y sabe quién es. Sabe lo que significa ser ayudado y tiene un profundo respeto por el proceso de ayuda y su poder para lo mejor o peor. ¿Quién cura al curandero?, ¿Quién orienta al orientador?, líneas arriba comentamos que las personas podríamos entender a las demás a partir de nuestra propia experiencia, pues bien, para aprender a orientar de una manera más efectiva debemos dejarnos orientar por los demás, vivir esa experiencia resultará altamente constructiva y orientativa para nosotros y nuestr@s alumn@s, porque siempre necesitamos de alguien, porque debemos aceptar la característica dinámica de las personas (proceso) si eso es válido para los demás es porque también es válido para mí pues soy persona.
El orientador no ayuda para satisfacer sus propias necesidades pero sabe que “...cuando hace posible para otra persona el escoger la vida, aumenta sus propias posibilidades de continuar escogiéndola” (Carkhuff, 1969 a, 1, XII)

ESOS LOCOS MAESTROS



Esos locos maestros


Esos locos que enseñan. Yo los conozco. Los he visto muchas veces. Son raros. Algunos salen temprano por la mañana y están en el colegio una hora antes,otros salen del colegio una hora más tarde porque tienen entrevistas con los padres que trabajan y no pueden acudir a otra hora, otros recorren todos los días más de 50Km de ida y otros tantos de vuelta. Llueva o truene llegan al trabajo. Están locos.

En verano les dan vacaciones, pero no se desconectan del todo, piensan en sus clases, preparan tareas para el semestre siguiente. En invierno hablan mucho, siempre llevan caramelos de miel y limón en los bolsillos, otros con una botella de agua a su lado. Su garganta siempre está dolorida, pero siguen enseñando, siempre fuerzan su voz, pero siguen transmitiendo sus conocimientos con cariño e ilusión.

Yo los he visto, no están bien de la cabeza. Salen de excursión con sus alumnos y se encargan de gestionar autorizaciones, recoger el dinero, en otras palabras, asumir responsabilidades extra.

Qué será de ellos y ellas. Por la noche sueñan con el colegio, se les aparecen planetas, ecosistemas y personajes históricos. He escuchado que llegan cargados con cuadernillos y exámenes, que han corregido la tarde anterior en su casa.

Son mujeres y hombres, casados, solteros,...de diferentes edades, pero a todos les apasiona su trabajo, ver crecer a sus alumnos, ayudarlos y conseguir de ellos ciudadanos competentes.

Los he visto muchas veces. Están mal de la cabeza. Algunos dicen de ellos que viven muy bien, pero les han recortado el sueldo y siguen trabajando incluso más que antes, algunos no miran ni su nómina porque su pasión por la enseñanza los hace ciegos a pensar en el cobro. Disfrutan con lo que hacen, aunque haya padres que no los valoren, les critiquen e incluso les quiten autoridad, (a veces hasta les agreden), pero ellos siguen hacia adelante. 

Están mal; por las tardes se quedan para hacer cursos de formación y no les importa perder tiempo de su ocio para reciclarse.

Dicen que son autocríticos y que hacen balance de sus experiencias educativas, que se frustran cuando no salen las cosas como esperaban,
que se alegran cuando sus alumnos avanzan.

Están mal de la cabeza, yo los he visto. Dicen de algunos que fueron muy importantes, que siempre tienen palabras de aliento; dicen sólo que son MAESTROS y que se sienten MUY ORGULLOSOS DE SERLO.

Si conocéis a alguno(a) envíale esta reflexión, quizá se sienta identificado(a).
Enrique Mesa Roldán 
Profesor / Colegio de la Universidad Pontificia Bolivariana / Medellín, Colombia.