Esos locos maestros
Esos
locos que enseñan. Yo los conozco. Los he visto muchas veces. Son
raros. Algunos salen temprano por la mañana y están en el colegio una
hora antes,otros salen del colegio una hora más tarde porque tienen
entrevistas con los padres que trabajan y no pueden acudir a otra hora,
otros recorren todos los días más de 50Km de ida y otros tantos de
vuelta. Llueva o truene llegan al trabajo. Están locos.
En
verano les dan vacaciones, pero no se desconectan del todo, piensan en
sus clases, preparan tareas para el semestre siguiente. En invierno
hablan mucho, siempre llevan caramelos de miel y limón en los bolsillos,
otros con una botella de agua a su lado. Su garganta siempre está
dolorida, pero siguen enseñando, siempre fuerzan su voz, pero siguen
transmitiendo sus conocimientos con cariño e ilusión.
Yo
los he visto, no están bien de la cabeza. Salen de excursión con sus
alumnos y se encargan de gestionar autorizaciones, recoger el dinero, en
otras palabras, asumir responsabilidades extra.
Qué
será de ellos y ellas. Por la noche sueñan con el colegio, se les
aparecen planetas, ecosistemas y personajes históricos. He escuchado que
llegan cargados con cuadernillos y exámenes, que han corregido la tarde
anterior en su casa.
Son
mujeres y hombres, casados, solteros,...de diferentes edades, pero a
todos les apasiona su trabajo, ver crecer a sus alumnos, ayudarlos y
conseguir de ellos ciudadanos competentes.
Los
he visto muchas veces. Están mal de la cabeza. Algunos dicen de ellos
que viven muy bien, pero les han recortado el sueldo y siguen trabajando
incluso más que antes, algunos no miran ni su nómina porque su pasión
por la enseñanza los hace ciegos a pensar en el cobro. Disfrutan con lo
que hacen, aunque haya padres que no los valoren, les critiquen e
incluso les quiten autoridad, (a veces hasta les agreden), pero ellos
siguen hacia adelante.
Están mal; por las tardes se quedan para hacer cursos de formación y no les importa perder tiempo de su ocio para reciclarse.
Dicen
que son autocríticos y que hacen balance de sus experiencias
educativas, que se frustran cuando no salen las cosas como esperaban,
que se alegran cuando sus alumnos avanzan.
Están
mal de la cabeza, yo los he visto. Dicen de algunos que fueron muy
importantes, que siempre tienen palabras de aliento; dicen sólo que son
MAESTROS y que se sienten MUY ORGULLOSOS DE SERLO.
Si conocéis a alguno(a) envíale esta reflexión, quizá se sienta identificado(a).
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